"...Me acuerdo cómo les recogías a cualquier hora con complicidad y sin un mal gesto siendo muchas veces tu coche “un confesionario” y tú el mayor confidente.Hay que pensar que por Ambasaguas sólo pasaba el coche de línea (de tu primo Francisquito, con quien empezaste) levantando polvaredas y hasta convirtiéndose en espectáculo por ver quien bajaba de él y posteriormente el de las lecheras y el de las gaseosas. Se acuerda bien Mari Jose cuando llevabas a su abuela al curandero y para poder atender sus requerimientos soltabas el volante. ¡Anda que no "rajaban" las queridas "Manuelas"!. Es que ellas siempre fueron muy expresivas, bobo......Un......... ¡¡¡¡Amadooooorrrrrr!!!!! ¡¡¡¡¡Mira pá-lante, coñe, que nos mataaaaamoooos!!!!!!!, hacía que te encogieses de hombros y rápidamente volvieses a coger el volante con un leve movimiento de cabeza y sonriendo. Esa voz así dominante debía de aparecer en tu cabeza entonces como una legión del ejército o similar recordándote esa cicatriz que tenías en la mejilla por el traspaso de una bala desafortunada (que, por cierto , te daba un "puntillo" muy atractivo ¿eh?). La cosa es que como para matarse la cuestión no era, y no me extraña que sonrieras, por que la velocidad era mínima y la carretera........ (por llamarle de alguna forma digna) pues eso....., más bien camino. Pero claro..... La sensación de velocidad y vértigo por las curvas de Lugán a "toa mecha" con el Ford son lo más. ¡Hay que entenderlo!Imagino que no haya habido nadie de la zona que no haya depositado sus posaderas en uno de tus cuidadísimos "autos de alquiler". Lo que no probaron (seguro) fueron los sabrosísimos callos de lata que "disfrazabas" de forma magistral con una salsa y que quedaban de "toma pan y moja"; así, mientras los comíamos nos contabas de París, de Toledo, de Galicia....... Pero nunca de "aquel", de "éste" o del "otro". Para tí, siempre todo estaba bien; al menos en lo que yo recuerdo..."
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