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Hispania Nostra incluye en su Lista Roja del Patrimonio, que recoge cerca de 800 monumentos españoles que corren el riesgo de desaparecer, un monumento leonés más, el priorato de Santa María de Valdediós, en La Vega de Boñar, que se encuentra en un estado de ruina muy avanzada, no tiene cubierta y solo se conserva parte de las paredes, la principal con arco apuntado. Está rodeada de zarzas y escombros por lo que no es posible acceder a su interior. Solo se conserva la fachada principal, parte de la lateral derecha y de la posterior con una ventana alargada en la parte inferior, adintelada, en piedra de sillería; el resto se derrumbó hace años. Su último uso fue de palomar a comienzos del siglo XX.
Es un edificio construido en piedra, de dos plantas de altura, con forma de torre cuadrada. Fue realizado en mampostería, reforzado con sillares en las esquinas. Se localizan dos ventanas tapiadas en la parte superior: una sobre la puerta con arco de medio punto y, otra, a la izquierda más baja y adintelada. Entre ambas ventanas hay otra más grande también adintelada en madera que se ha derrumbado en la parte superior.
Según el Catastro del Marqués de la Ensenada, realizado en La Vega en 1751, la casa-priorato medía 32 pasos de largo y 24 de ancho, incluyendo el patio, teniendo la torre 36 pies de altura. En el piso alto había seis cuartos y el bajo estaba compuesto por: recibidor, cocina, bodega, panera, caballeriza, pajar y patio; lindando con campos propios y callejas de servidumbre.
Historia: En esta zona la repoblación se inició a finales del siglo IX, consolidándose a lo largo del siglo X con el establecimiento de algunos monasterios. Alfonso IX, último rey privativo de León (de 1188 a 1230), concedió el 2 de abril de 1206 al monasterio cisterciense de Santa María de Valdediós, en el concejo de Villaviciosa (Asturias), permiso para levantar un priorato en La Vega de Boñar, donándole prados y heredades. La medida dio lugar a un conflicto con el obispado de León, que veía en los monjes una amenaza para sus intereses. El papa Inocencio III, que ocupó el pontificado de 1198 a 1216, encargó al obispo de Astorga que resolviese el conflicto, favoreciendo a Valdediós.
Fernando III “el Santo” (rey de 1230 a 1252), concedió un hospital al monasterio de Santa María de Valdediós, junto al puente de San Pedro de Boñar, actual puente Viejo; así como, Fernando IV “el Emplazado”, les concedió en 1305 el cobro del pontazgo del puente de San Pedro, para todo aquel que no fuese del concejo de Boñar, ya que seguían atendiendo el hospital de peregrinos que había junto al mismo.
La Jurisdicción Real de la Vega de Boñar, que abarcaba a siete pueblos más de los alrededores, estaba gobernada por el monasterio de Valdediós, que nombraba un juez ordinario en el Concejo. Alfonso XI “el Justiciero”, en el año 1331, confirmó la concesión de su padre hecha al monasterio de Valdediós. No obstante, los habitantes de Puebla de Lillo, con intereses en estas tierras y pastos, buscaron cartas que les libraran del pago del pontazgo del puente de Boñar, por lo que los monjes de Valdediós solicitaron a Alfonso XI una Carta Real que anulara las exenciones de dicho pago, siendo sellada en Valladolid en 1324. Al empeorar la situación, Enrique III “el Doliente”, en 1394, confirmó la concesión del pontazgo y elevó la multa a seis mil maravedís.
El pontazgo que cobraba el monasterio de Santa María de Valdediós en el puente de San Pedro de Boñar era: dos maravedís (un ochavo) por cada cabeza de ganado vacuno, cabrío, carga de manzanas, cerezas, castañas, avellanas, nueces, habas y pescado. Tres cuartos de real (24 maravedís) por cada carro de madera, carga de tocino, huevos y naranjas. Y un carnero y una oveja por cada cabaña de ganado merino que pasaba a pastar a las montañas, produciendo 370 reales al año. Hubo incidentes por este pontazgo, como los de 1540 y 1745, favoreciendo siempre a Valdediós.
