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19 junio 2022

Visita al Arboretum de Lugán

 

El Museo de la Siderurgia y la Minería de Castilla y León ha realizado una visita al Arboretum, el domingo 19 de junio. Vinieron desde Sabero en un autobús y Chema les explicó con todo detalle las especies vegetales del Arboretum. Fotos tomadas del Facebook del Museo de la Siderurgia y la Minería de Castilla y León.




01 mayo 2022

Jardín botánico del Polideportivo de Lugán

Si vas por Lugán, bien al bar Carole, bien al Arboretúm o a otros menesteres, puedes pasar por el Polideportivo de Lugán, donde se han rotulado las especies arbóreas existentes.
Cartel de Picea azul o Picea del colorado (Picea punggens)

  

  

09 octubre 2021

El Arboretum de Lugán en la 8tv León. Programa

 

#8ML VIERNES (3-9-21) Arboreto de Lugán, Expo Perspectivas, Plaza mayor Mansilla Mayor

8 MAGAZINE LEÓN (8ML): Programa de entretenimiento de la provincia de León en el que se abordan temas culturales, gastronómicos, musicales, relacionados con la historia y la tradición de nuestra tierra, se dan a conocer las empresas locales y muchas otras cosas más. Todo ello aderezado con conexiones en directo desde diferentes municipios, reportajes, entrevistas y actuaciones. Presentado por @EmmaRosaPosada y @Patricia_Alaez



05 septiembre 2021

El Arboretum en la 8 TV de León

Estos días la 8 ha emitido un reportaje desde el arboretum de Lugán, en el paraje de Viciella
Nuestro vecino Chema explicando aspectos del arboretum





 

01 junio 2021

Un bosque de cinco continentes - El arboreto de Lugán

Leemos con retraso un magnífico reportaje publicado por Susana Vergara el pasado mes de noviembre de 2020 en Diario de León sobre el Arboretum de Lugán:

Es un refugio de árboles en peligro crítico. Desde un pino de Wollemi, un fósil viviente, a un ciprés que crece en el Sáhara. Es el Arboreto de Lugán. Una reserva natural para proteger los bosques del mundo.

Está al final de una pradera. En Lugán. Un fósil viviente. En 1994, un guarda forestal de ruta con sus amigos por las montañas del Parque Nacional de Wollemi, en Nueva Gales del Sur, Australia, se tropezó con un árbol insólito, una especie que jamás había visto.

Ni él, ni los innumerables científicos que trataron de descifrar qué tenían entre sus manos. David Noble había encontrado una especie que se creía extinguida hace dos millones de años. Pero no.
Para protegerla, los científicos decidieron mantener en secreto el lugar exacto donde estaba ese ejemplar y apenas un puñado más. Nadie podía llegar hasta allí a no ser en helicóptero, cuentan que con los ojos vendados y trajes anticontaminación, una especie de epis botánicos.
Uno de esos árboles dinosaurio crece lentamente en Lugán, a un paso de León, antes de llegar a Boñar. Si caminas hasta el final de una finca prodigiosa, atravesando un paisaje que te lleva por una arboleda de cinco continentes, llegas hasta un ejemplar del pino de Wollemia, un superviviente de esta especie en peligro crítico que está en la Tierra mucho antes que los hombres, hace 200 millones de años.
En 1492, el mismo año en que Colón da con las tierras de ultramar que llamaron América, la poderosa familia Gozze manda construir un acueducto para regar su jardín del Edén en Dubrovnik, Croacia. Es el primer arboreto del que se tiene conocimiento. El acueducto de 14 kilómetros, que trae agua desde el monte Srd, una inagotable fuente de agua dulce, está todavía en uso. Del jardín quedan en pie dos ‘Platanus orientalis’, resistentes y longevos que sombrean todavía el territorio que ocupó aquella huerta de vieja estirpe.
José María Fernández de la Varga es heredero de esa vieja tradición, reservada sólo a unos pocos, que ha entretenido a reyes y nobles y que ahora ocupa a protectores de la Tierra. A guardianes de las especies vegetales.
Hace un puñado de años, pujó por una finca de su padre y se la ganó al otro comprador. Por un camino de tierra que se abre entre los dos bosques autóctonos que encajonan Lugán en el tajo abierto en la tierra por el Porma, hayas mirando al norte, robles luchando por el sur, se llega a este otro bosque que es del mundo.
Savia de cinco continentes. Mucho más que 1.500 especies y variedades plantadas con sabiduría por Chema Fernández, sin más ayuda que sus ahorros porque su arboreto, que es una joya viviente, ha sobrevivido sin apoyo institucional.
Ha viajado mucho. Y algunos de sus árboles, también. De Nueva Caledonia a Hawai, Los Ángeles, escala en Nueva York, Madrid y luego por carretera hasta Lugán. Con pasaporte fitosanitario, control de aduanas, todos los papeles en regla.
En la arboleda de mil nacionalidades crecen y se reproducen ejemplares de Birmania, Zimbabue, Bermudas, China, Japón, Australia, Chile, Canadá, el Sáhara, Vietnam, Alaska, Noruega, Siberia, Kamchrtka... De norte a sur, de climas templados y lluvioso a fríos heladores, de estepas a selvas, de montañas rocosas a vergeles.
Es mucho más que un museo de árboles vivos. Es una reserva natural. Un lugar de protección. Una parcela del planeta en la que están a salvo especies en riesgo de desaparición, en peligro crítico de extinción. Es un reservorio vegetal que forma parte de la red mundial ArbNet, impulsada por The Morton Arboretum, y del BGCI (Botanic Gardens Conservation International) con sede en Londres, máxima autoridad internacional. Lugán es un lugar donde se conservan a salvo ‘ex situ’ ejemplares de árboles y arbustos para garantizar su supervivencia. De este paraíso verde, Chema Fernández cedería sus ejemplares, como ocurriría con los arboretos diseminados por el planeta, para replantar en sus hábitat naturales una especie que, por cualquier catástrofe, hubiera desaparecido en estado salvaje.
El Arboreto de Lugán es probablemente la mejor colección privada de árboles y arbustos de España y uno de los mejor conservados del continente. Por su riqueza y su biodiversidad. Tiene plantadas muchas de las especies amenazadas.
El ‘Wollemia nobilis’, un auténtico fósil viviente, un ‘Pherosphaera fitzgeraldii’ de las Montañas Azules de Australia, desde Katoomba hasta Wentworth Falls, casi exclusivamente de las zonas de salpicaduras de cascadas, el ‘Cupressus dupreziana’, un extraño ciprés que crece en el Sáhara, el ‘Torreya taxifolia’, una rara especie en peligro que habita en la región fronteriza entre Florida y Georgia, el ‘Xanthocyparis vietnamensis’, el ciprés dorado vietnamita descubierto por primera vez por científicos occidentales en octubre de 1999 y descrita como una nueva especie dentro de un nuevo género, el ‘Athrotaxis laxifolia’, el cedro de Tasmania que se da sólo a 1.200 metros de altitud prácticamente inexistente en su forma silvestre, el ‘Franklinia alatamaha’, desde 1803 extinto en la naturaleza, los ‘Athrotaxis cupressoides’, cedros lisos amenazados por los voraces incendios de Australia, el ‘Betula megrelica’ y el ‘chichibuensis’, árboles caducifolios en peligro de desaparición, o el vulnerable ‘Eucalyptus parvula’.
Ha perdido ya la cuenta de lo que ha invertido y dice que ya no echa cuentas. En cambio, recuerda con nitidez el primer árbol que trajo a la finca de 7.400 metros cuadrados para poner en marcha este proyecto de investigación, conservación y divulgación de flora mundial en el que se ha volcado desde 1987.
Fue una secuoya, la conífera más alta que se conoce, que puede llegar a medir 115 metros de altura, un árbol gigante por cuyos troncos pasan hasta carreteras, un coloso que puede vivir entre 2.000 y 3.000 años y que lleva su nombre en honor a un jefe cheroqui.

Es su próximo proyecto, ya en marcha. Plantar en Lugán un bosque de secuoyas, el ser vivo más grande del planeta después de la ‘Armillaria ostoyae’, una colonia de hongos que vive en el Bosque Nacional de Malheur, en Oregón, que ocupa más de 800 hectáreas y se alimenta de árboles, que literalmente devora.
Chema Fernández navega por la red y por el mundo en busca de ejemplares que están en la lista roja mundial para protegerlos. Hace crecer, con paciencia y mucho conocimiento, su galería de árboles vivos.
Su pasión comenzó subido a un coche de línea, cuando pasaba por los jardines de La Condesa, el lugar donde Victoria Esperanza Dolores Mateo-Sagasta y Vidal, la condesa de Sagasta, acostumbraba a llegar cada tarde, desde su casa de la calle Sierra Pambley a esta arboleda urbana, entonces extramuros de la ciudad, para leer.
Un mundo apasionante a través de la ventanilla de un autobús. Tal vez ahí comenzó a diseñar un futuro ligado al cuidado de la naturaleza, a su protección.
Chema Fernández es un ‘manos verdes’, una especie de chamán al que casi no se le resiste ninguna planta. Todas tienen una historia de vida, documentada, una especie de partida de nacimiento y defunción. Es su particular ‘registro civil’ de árboles, que le permite conocerlos mejor.
Al final del arboreto, impregnado de savia de cinco continentes, junto al acceso que da paso al bosque autóctono de Lugán, por donde entran decenas de animales salvajes que se alimentan en la finca, está el fósil viviente, el futuro plantado, el adn para que nunca exista un mundo sin árboles. Es el Arboreto de Lugán. Un lugar por descubrir. Tierra para proteger la Tierra.

Lugán Arboretum. Visitas 680 729 304. Facebook e Instagram


26 octubre 2020

El Arboreto de Lugán y la Fundación Cerezales

 

En la programación de este cuarto trimestre del año, la Fundación Cerezales Antonino y Cinia visitará el Arboretum de Lugán los días 6 y 13 de noviembre . Si quieres participar, inscripciones aquí.



21 junio 2020

La mejor UCI de los árboles

 Un paseo por el arbolario reconocido a nivel internacional y que las instituciones leonesas desprecian


Hay un abeto del Cáucaso, una picea de Brewer, el árbol de los tulipanes está especialmente hermoso en esta época, con flores que parecen lo que dice su nombre; hay un cedro del Atlas, que se parece pero no es igual al cercano cedro del Himalaya: una ciprés del desierto, sí, del desierto, concretamente del Sáhara; hay planta que da una hojas que parecen hechas de terciopelo; hay un gomero de las nieves, un arce gris de China, un pinsapo de Grazalema, un serbal de cazadores, un lirio de los Pirineos, un jabonero chino, un enebro de las Bermudas, una araucaria de Chile, un roble de Chipre... El paseo por el Arbolarium de Lugán es sin duda fascinante, pero aún más si se hace acompañado de su creador, su propietario, su impulsor y su único trabajador: Chema.
Resulta imposible no dejarse llevar tanto por el ambiente como por el entusiamo con el que detalla las diferentes especies que tiene en su finca, situada junto al Porma, en el paraje conocido como Viciella, a medio camino entre Lugán y Candanedo de Boñar, un sueño que empezó allá por 1987 y que se ha convertido en obsesión. Mima a todos y cada uno de sus árboles, y tiene muchos. «Bonsais no, que no me gusta el maltrato a las plantas», bromea. Los tiene todos perfectamente documentados («ese que ves ahí parece que está muerto pero no me preocupa, porque en realidad es la copia de seguridad, el original lo tengo en otra parte», dice, pues no en vano además del Arboretum tiene otras plantaciones que denomina «satélites»), no sólo por sus nombres técnicos sino también por su ubicación, su procedencia, así como el origen y la fecha en la que fueron plantados. Para él, una helada temprana es una pesadilla que, en un lugar como la media montaña leonesa, se repite sistemáticamente para su desgracia, terminando demasiado a menudo con algunos de los ejemplares.
Así es como se entiende que el recorrido por su Arboretum es, en cierto modo, un paseo por el mundo, por su Historia, por su diversidad biológica y por la evolución de las especies. Hay mil y una curiosidades. Se entiende por qué hay más variedades en América o Asia que en Europa, se descubren sombras inimaginables, texturas que podría parecer irreales, casas habitadas por brujas en mitad del recorrido...
A pesar del esfuerzo hecho por su autor, a pesar del indudable valor que tiene el resultado (reconocido, como en tantos otros ejemplos repartidos por esta provincia) antes desde el extranjero que por parte de sus paisanos, las instituciones de esta provincia siguen mirando hacia otro lado, en sus debates, sus formularios, aseguándose sus sueldos y despreciando el valor de esta UCI de los árboles.

ArbNet reconoce el valor del Arboretum de Lugán

Imagen de la entrada al Arboretum de Lugán.

La Nueva Crónica publica hoy domingo un amplio reportaje sobre el Arboreto de Lugán, paraje que es nuy conveniente de visitar:

La calidad y la variedad de los ejemplares que desde hace más de 30 años cuida José María Fernández de la Varga ha servido para reconocer la importancia de un paraje fascinante donde se conservan especies de todo el mundo.

Arboreto de Lugán ha recibido una Acreditación de Nivel 1 por parte del Programa de Acreditación ArbNet Arboretum y el Arboreto Morton, por alcanzar estándares particulares de prácticas profesionales consideradas importantes para arboretos y jardines botánicos. El Programa de Acreditación de Arboretum ArbNet es la única iniciativa global para reconocer oficialmente los arboretos en varios niveles de desarrollo, capacidad y profesionalismo. El Arboreto de Lugán ahora también se reconoce como un arboreto acreditado en el Registro Morton de Arboreta, una base de datos de arboretos y jardines del mundo dedicados a plantas leñosas. El Arboreto de Lugán cuenta con algunas interesantes colecciones como Pinus, Abies, Acer, Picea, Carpinus, Nothofagus y Quercus.

El proyecto comenzó en el año 1986 y aspira a tener cierta relevancia. Un gran reto en el que habrá que poner mucho trabajo. El arboreto celebrará al menos un par de eventos anuales además de talleres y otros actos dedicados a la docencia y al estudio dendrológico, cursos educativos, divulgativos, visitas, etc. Esta distinción o reconocimiento representa un importante apoyo moral para el Arboreto de Lugán que podría suponer un nuevo arranque en la trayectoria del proyecto y los objetivos a largo plazo.
ArbNet es una comunidad interactiva, colaborativa e internacional de arboreta. ArbNet facilita el intercambio de conocimientos, experiencias y otros recursos para ayudar a los arboretos a cumplir sus objetivos institucionales y trabaja para elevar los estándares profesionales a través del Programa de Acreditación ArbNet Arboretum. El programa de acreditación, patrocinado y coordinado por The Morton Arboretum en Lisle, Illinois, en cooperación con la American Public Gardens Association y Botanic Gardens Conservation International, es la única iniciativa global para reconocer oficialmente la arboreta basada en un conjunto de estándares profesionales. El programa ofrece cuatro niveles de acreditación, reconociendo arboretos de diversos grados de desarrollo, capacidad y profesionalismo. Las normas incluyen planificación, gobernanza, acceso público, programación y ciencias de los árboles, plantación y conservación. Más información está disponible en www.arbnet.org.
El Arboreto de Lugán es un proyecto de conservación, estudio e investigación de botánica, más bien centrado en plantas leñosas y dando especial importancia a las especies en estado vulnerable de conservación. Se puede obtener más información y realizar reservas a través de https://sites.google.com/view/arboretum-de-lugan/página-inicial?authuser=0