21 junio 2020

La mejor UCI de los árboles

 Un paseo por el arbolario reconocido a nivel internacional y que las instituciones leonesas desprecian


Hay un abeto del Cáucaso, una picea de Brewer, el árbol de los tulipanes está especialmente hermoso en esta época, con flores que parecen lo que dice su nombre; hay un cedro del Atlas, que se parece pero no es igual al cercano cedro del Himalaya: una ciprés del desierto, sí, del desierto, concretamente del Sáhara; hay planta que da una hojas que parecen hechas de terciopelo; hay un gomero de las nieves, un arce gris de China, un pinsapo de Grazalema, un serbal de cazadores, un lirio de los Pirineos, un jabonero chino, un enebro de las Bermudas, una araucaria de Chile, un roble de Chipre... El paseo por el Arbolarium de Lugán es sin duda fascinante, pero aún más si se hace acompañado de su creador, su propietario, su impulsor y su único trabajador: Chema.
Resulta imposible no dejarse llevar tanto por el ambiente como por el entusiamo con el que detalla las diferentes especies que tiene en su finca, situada junto al Porma, en el paraje conocido como Viciella, a medio camino entre Lugán y Candanedo de Boñar, un sueño que empezó allá por 1987 y que se ha convertido en obsesión. Mima a todos y cada uno de sus árboles, y tiene muchos. «Bonsais no, que no me gusta el maltrato a las plantas», bromea. Los tiene todos perfectamente documentados («ese que ves ahí parece que está muerto pero no me preocupa, porque en realidad es la copia de seguridad, el original lo tengo en otra parte», dice, pues no en vano además del Arboretum tiene otras plantaciones que denomina «satélites»), no sólo por sus nombres técnicos sino también por su ubicación, su procedencia, así como el origen y la fecha en la que fueron plantados. Para él, una helada temprana es una pesadilla que, en un lugar como la media montaña leonesa, se repite sistemáticamente para su desgracia, terminando demasiado a menudo con algunos de los ejemplares.
Así es como se entiende que el recorrido por su Arboretum es, en cierto modo, un paseo por el mundo, por su Historia, por su diversidad biológica y por la evolución de las especies. Hay mil y una curiosidades. Se entiende por qué hay más variedades en América o Asia que en Europa, se descubren sombras inimaginables, texturas que podría parecer irreales, casas habitadas por brujas en mitad del recorrido...
A pesar del esfuerzo hecho por su autor, a pesar del indudable valor que tiene el resultado (reconocido, como en tantos otros ejemplos repartidos por esta provincia) antes desde el extranjero que por parte de sus paisanos, las instituciones de esta provincia siguen mirando hacia otro lado, en sus debates, sus formularios, aseguándose sus sueldos y despreciando el valor de esta UCI de los árboles.

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