13 septiembre 2024

De codornices con Raúl (parte 2)

 EL PERRO, EL AUTÉNTICO PROTAGONISTA DE LA CAZA DE LA CODORNIZ

- El binomio de hombre cazador y perro viene de lejos, de tiempos ancestrales. Es una conjunción difícilmente superable en el mundo de la caza. Las dotes de los canes suplen con eficacia la torpeza del cazador actual, adocenado por la vida fácil y las comodidades de la civilización moderna. La venatoria, conocida hoy como una actividad deportiva, surtía las despensas de carne del hombre del paleolítico. Hoy, con la barriga llena, tratemos de llenar el espíritu, sometámonos a los requerimientos de la naturaleza, amándola y respetándola para el disfrute de las generaciones venideras.


LOS VERDADEROS PROTAGONISTAS

Tras el nerviosismo de las primeras carreras, los auxiliares caninos van recobrando poco a poco la serenidad. El trabajo de los perros da comienzo, trabajo para  el cual la naturaleza les ha dotado con unas cualidades casi diabólicas. Olfato superlativo, oído fino, resistencia a la aridez del terreno, al espino traicionero, al polvo, al sol implacable o la lluvia torrencial, a las largas y extenuantes jornadas cinegéticas. Todo un ejemplo de resiliencia en plena generación de cristal...¿ Es el perro el mejor amigo del hombre? Deberíamos de preguntarle al perro que es el hombre para él...


- El muestreo de las piezas se sucede y se presume pronta la postura del Sol, este Setter Inglés de mirada dulce y expresiva a la vez. La variedad, el dinamismo, lo teatral de las posturas de este animal rayan en el histrionismo. Para alguien que como yo es ajeno a este tipo de caza, es un deleite inmortalizar con mi cámara semejante espectáculo. De pie, agachado, tumbado o con cualquiera de las poses con la que puede sorprenderte, la codorniz queda hipnotizada a escasos centímetros de su nariz. El triángulo previo al lance se produce: perro, presa, cazador...





- Este es Hachi, Setter Inglés veterano de colores contrastados...resulta fácil de fotografiar, o al menos separarlo del fondo en el plano fotográfico. De mirada melancólica y porte señorial, el Hachi tiene un cazar tranquilo pero resolutivo. En el visor de la cámara es predecible y las posturas no defraudan. Clásicas, elegantes, decidoras...¡una maravilla!. Con mañas de animal curtido en estas lides, puntúa alto y es un compañero fiel que acepta al cazador, este último un segundón con perfil bajo, porque no podemos olvidar que en esta modalidad de caza el perro es el auténtico protagonista.

- Descubierta la codorniz por el perro esta se inmoviliza por completo, confiando en su plumaje críptico que la hace prácticamente invisible entre las pajas del rastrojo.

-Con la presión de cazador y perro el ave emprende la huida con un vuelo enérgico y ruidoso, tratando de alcanzar la distancia salvadora entre ella y el plomo que busca su carne.



-El lance se ha producido. Tras la detonación del cartucho, el acierto o el fallo poco importa. Decía Ortega y Gasset que no es esencial en la caza que esta sea lograda.
-La avutarda, un incondicional en las jornadas de caza menuda por los páramos leoneses. Ave protegida por la Ley, vuelve la cabeza para mirar desafiante al cazador, sabedora de su buena fortuna. Este observa con deleite hasta perderse en la lontananza, el vuelo lento y majestuoso de tan soberbio animal.

-La luz amarillenta del atardecer tiñe de dorado los rastrojos del paramo feraz. El día muere con la noche, como todos vamos muriendo poco a poco, caminando con paso firme e inexorable hacia el precipicio de la eternidad. El cazador se refugia en sus pensamientos...

MARIO LLAMAZARES








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