Los propietarios de tiendas se unen a los ambulantes en Boñar.
La feria de El Pilar se convierte en una ocasión para mejorar los resultados.
13/10/2010 JOSÉ MARÍA CAMPOS BOÑAR
La villa de Boñar vivió ayer la tradicional feria de El Pilar, que cada año congrega a miles de personas venidas de toda la provincia. A la afluencia de público se unen los cientos de puestos ambulantes que se reparten por las principales calles que convergen en la plaza del Negrillón. La preparación de esta feria se inicia el día antes de El Pilar que este año coincidió con el tradicional mercado de los lunes y que por primera vez se celebró en la plaza cerrada del mercadillo. El recinto también acogió el concurso de bolos y la verbena.
Pero es el día de El Pilar cuando el rugir de la gente recorre las calles de Boñar. A primera hora de la mañana el movimiento viene marcado por los propietarios de los puestos, que tratan de buscar una mejor ubicación, los más cerca posible de la plaza del Negrillón. Aunque el lugar no garantiza más ventas, la ubicación del puesto es algo que siempre marca a la hora de instalarse en un mercado.La feria de El Pilar se convierte en una ocasión para mejorar los resultados.
13/10/2010 JOSÉ MARÍA CAMPOS BOÑAR
La villa de Boñar vivió ayer la tradicional feria de El Pilar, que cada año congrega a miles de personas venidas de toda la provincia. A la afluencia de público se unen los cientos de puestos ambulantes que se reparten por las principales calles que convergen en la plaza del Negrillón. La preparación de esta feria se inicia el día antes de El Pilar que este año coincidió con el tradicional mercado de los lunes y que por primera vez se celebró en la plaza cerrada del mercadillo. El recinto también acogió el concurso de bolos y la verbena.
También desde el inicio de la mañana Boñar se va llenando de coches y de gente. Los vendedores ambulantes comienzan a dar voces para vender sus productos, «todo a cinco euros», «aquí a tres euros», «tres pares de calcetines, cinco euros», «aquí está el paraguas para toda la vida», «lo más barato en ropa, no busque más». Es un ir y venir de gente que se arremolina por las calles de Boñar, en un mercado que hace muchos años que cambió su función, ya que era lugar para que las gentes de los pueblos aprovecharan para comprar los productos básicos para pasar el invierno y hacer algún trueque. Todo eso ya ha cambiado y ahora se ha convertido en un escaparate trasladado a la calle. Además la gente aprovecha para pasar el día y disfrutar con la gastronomía de los restaurantes de la zona.
La feria de Boñar es un lugar para ver cómo va la crisis. Al igual que ha pasado en las ediciones de los últimos tres años, son más los que pasean viendo puestos con las manos en los bolsillos que los que portan bolsas llenas de productos. Pero a pesar de la crisis los puestos no son sólo de los tradicionales vendedores ambulantes que se pueden encontrar en cualquier feria o mercado semanal. Hay muchos dueños de tiendas de la capital leonesa y provincia que quieren aprovechar este mar de gente que se da cita en Boñar para poder vender algo más. «Hay que moverse por todas los mercados que la cosa está muy mal y en la tienda ya no se vende como antes», comentaba uno de los vendedores a un cliente que se probaba unas botas.
Crisis asistencial. La feria de El Pilar también tiene unos protagonistas ocultos en su trabajo pero visibles por su vestimenta: los miembros de la Cruz Roja de Boñar, que recorren las calles ante la posible necesidad de que alguien necesite su ayuda. Este año han estado solos, ya que lo habitual es que tuviesen la compañía de miembros de protección civil. Pero la crisis no es sólo para el tendero y el vendedor ambulante. A pesar de todo, el trabajo que estos voluntarios de Cruz Roja realizan es digno de reconocimiento.
Diario de León, 13 de octubre
No hay comentarios:
Publicar un comentario