04 abril 2016

Adrienne Calderón, de Lugán?

En un Diario de León atrasado leemos una noticia sobre una leonesa, Adrienne Calderón, de Lugán, que estuvo en los campos de concentración nazis. ¿Alguien puede aportar algún dato suyo?

Más de 400 mujeres españolas padecieron la tortura inimaginable de Ravensbrück, el campo de concentración más perverso de la II Guerra Mundial. Hubo dos leonesas; de Adrienne Calderón, originaria de Lugán, no queda ni rastro desde 1945; de Ángela Cabeza, nacida en la Cepeda, ha trascendido una escalofriante historia, que su hija relata hoy desde una pequeña comuna francesa.


La puerta se abría directamente hacia la plaza del campo, donde seguía la avenida desde la que se hacían las llamadas. En un gran edificio estaban las duchas, la cocina, los despachos del jefe de seguridad y los vigilantes, los calabozos y, bien visible, la chimenea de un gigantesco horno crematorio. En un estrecho pasillo con las paredes salpicadas de sangre se construyó más tarde la cámara de gas. Así era Ravensbrück, el campo de exterminio más grande de Alemania levantado especialmente para mujeres. Se encontraba a unos 90 kilómetros de Berlín, en un lugar pantanoso. Allí se hicieron experimentos médicos, se prostituyó a miles de mujeres y también miles de ellas fueron fusiladas, ahorcadas, gaseadas o tuvieron que trabajar hasta la muerte.
Se calcula que entre 1939 y 1945 pasaron por Ravensbrück y sus campos satélites más de 132.000 prisioneros, entre mujeres, hombres y niños de 40 nacionalidades diferentes. 40.000 de ellas sobrevivieron a aquel infierno, pero el impacto físico y psicológico que padecieron durante años provocó una actitud de mutismo y omisión. «Ella nunca nos contó mucho acerca de su deportación. Sabemos que con sus camaradas fue inefable; las mujeres debían soportar la vida, una vida que les habían arrebatado, pero que vencieron con empeño, fraternidad y solidaridad. Y aunque fue duro, muy duro, estas mujeres resistieron», relata Marie-France Cabeza-Marnet, hija de Ángela Cabeza Rodríguez, leonesa que salió con vida de aquel sufrimiento inimaginable. Originaria de Magaz de Cepeda, sobrevivió al holocausto, pero jamás contó nada a los suyos y les prohibió visitar el campo, recuerda la mayor de sus tres hijos. El segundo nombre de mujer leonesa registrado en los archivos de Ravensbrück —este impronunciable nombre significa en alemán ‘puente de los cuervos’— es el de Adrienne Calderón, según los datos del censo lanzado recientemente por el Ministerio de Justicia, nacida en Lugán el 10 de julio de 1913. De ella no existe ni rastro. En los papeles de la resistencia francesa a los que ha tenido acceso este periódico, el nacimiento de Adrienne —en el exilio era habitual afrancesar el nombre o cambiarlo para evitar represalias a los familiares en España— figura en Perpignan, por lo que su caso abre muchas incógnitas. De Adrienne, que actualmente tendría 99 años, sólo se sabe que entró en el campo de concentración en 1945 y después fue deportada a Helmbrechts, comando principalmente de mujeres, situado en Baviera, que trabajaba para la planta de tejidos Josef Witt, para después ser trasladada a Holleischen, donde las mujeres detenidas trabajaban para la firma de municiones Skoda.

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