Idolo de la edad de Bronce (4.000 años de antiguedad)
Diario de León publica un artículo donde el investigador David Gustavo López cree que en
la Edad Media incrustaron en el templo románico de Candanedo de Boñar
una piedra sagrada de hace 4.000 años y que, por tanto, una de las piedras de la iglesia de la localidad de Candanedo
de Boñar, de apenas una veintena de habitantes, podría ser en realidad
un ídolo de la Edad del Bronce. Sin duda, es una losa rara y diferente.
Su aspecto recuerda a otras estelas sagradas de la prehistoria
halladas en León, como el ídolo de Rodicol, el de Noceda del Bierzo o el
de Tabuyo, pero sobre todo al de Peñalavieja (Cantabria). Y, como
algunos de ellos, fue reutilizado en algún momento —en este caso, en el
siglo XI— como material de construcción.
Ha sido el investigador David Gustavo López García quien ha reparado en
esta extraña piedra, incrustada en un lugar discreto de la fachada sur
de la iglesia románica, que es de distinta forma (elíptico-trapezoidal
), mayor tamaño y color que las del resto del muro.
«Alguien en la Edad Media, conocedor de que la extraña piedra todavía
era motivo de culto para algunos nativos, no dudó en hacer una
operación que aún era frecuente: incorporarla al templo cristiano, en un
lugar disimulado pero visible, aunque, eso sí, por el exterior»,
sostiene López. El ídolo mide aproximadamente 36 centímetros de alto por
31 de ancho.
Tiene grabados siete surcos paralelos y equidistantes que dividen la
elipse, donde hay calles que encierran trazos que recuerdan a la letra
‘n’; en la parte baja de la piedra hay un hoyo o cazoleta.
Ídolo bocabajo. El hecho de que esté empotrada hace imposible averiguar si también
otras caras de esta losa estarían decorados, aunque, si es como los
aparecidos en otras zonas de León, Cantabria, Galicia o Asturias,
«parece improbable», según Gustavo López.
Este estudioso de todo lo leonés publica las conclusiones de su
investigación en el próximo número de la revista de la asociación
Promonumenta, que se presenta el lunes.
En su opinión, el ídolo de la iglesia de Candanedo de Boñar se colocó
bocabajo. En la posición correcta el hoyo representaría, al igual que
en los ídolos de Tabuyo o Rodicol, el ‘ojo u ojos del dios’ o, como
apuntan otros expertos, los ‘ojos de la diosa’.
López García sabe que es prácticamente imposible aventurar el
universo que se esconde tras objetos de hace 4.000 años; sin embargo,
considera que podría encajar en la hipótesis del experto en Paleolítico
Alexander Marshack, quien interpreta que los símbolos en zigzag,
triángulos y uves podrían ser representaciones del agua, el cielo, la
tierra y el tiempo y que evocarían a los ciclos de la naturaleza o las
estaciones.
A la derecha de la fachada sur de la iglesia de Candanedo se ve el posible idolo incrustado
Al dios Júpiter. Este apasionado de la historia se atreve a ir un paso más allá y pone
«un poco de fantasía» a la historia de la piedra rara de Candanedo de
Boñar, localidad del municipio de Vegaquemada. Recurre a la toponimia.
Así, se pregunta si el ídolo de la Edad del Bronce de la iglesia de
Candanedo podría aludir al dios que siglos después los astures llamaron
Candamo, del que hay numerosas referencias en León, la Candamia, que es
un lugar luminoso por donde sale el sol. Candamo sería el equivalente al
Júpiter romano.
Piedras con leyenda. No es la primera vez que David Gustavo López, ingeniero aeronáutico
de profesión, se topa con ídolos prehistóricos. «Siempre que visito
cualquier ermita o iglesia de la provincia me fijo en los detalles y he
encontrado cosas muy curiosas», cuenta. Recuerda que el motivo de la
devoción en muchas iglesias es en ocasiones más antiguo que el edificio y
que esas devociones proceden de cultos paganos.
Explica que en la ermita de Matallana de Valmadrigal encontró un
ídolo del mismo tipo, aunque de mayor tamaño, que el de Candanedo de
Boñar. Se trata de un ‘bolo’ con una cazoleta profunda. Una piedra
prehistórica que tiene asociada una curiosa leyenda. «La ermita está
dedica a san Cristóbal porque en el lugar encontraron una imagen
enterrada del santo que no podían mover. Para el trabajo emplearon un
buey, que, de tanto esfuerzo, reventó, y su estómago quedó petrificado».
Ese estómago, que López no tiene duda de que se trata de un ídolo
prehistórico, tampoco está catalogado dentro del inventario arqueológico
de la provincia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario